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sábado, 10 de mayo de 2014

DISOCIACION CONCEPTUAL.-

Los conceptos son construcciones o imágenes mentales, por medio de las cuales comprendemos las experiencias que emergen de la interaccion con nuestro entorno.
Estas construcciones surgen por medio de la integración en clases o categorias, que agrupan nuestros nuevos conocimientos y nuestras experiencias con los conocimientos y experiencias almacenadas en la memoria.
En su estado original, la mente no puede concebir conceptos,
ya que no hay estructura referencial que los origine, no hay un YO conceptualizador.
En la unicidad, estado anterior a la dualidad, no existe una relación con el entorno, todo es uno y sucede en si mismo.
Para poder emitir un juicio, tiene que haber algo que enjuicia y algo que es enjuiciado, por lo tanto tiene que haberse producido un disociación entre lo que crea y lo creado.
En esa disociación surge el error original que distorsiona la realidad, lo cual permite, yá, que una cadena de errores se sucedan como consecuencia de la situación anómala que se produce.
Cuando la parte de la mente que se ha disociado se vuelve inestable, experimenta una sensación difusa de malestar generando el primer concepto, La Culpa.
Eso hace que se aleje de la fuente de origen, que lo podría sanar o recuperar a su estado original, lo cual aumenta aun más su sensación de culpa hasta hacerla insoportable.
Eso genera el segundo concepto, El Miedo, el cual refuerza el anterior, aumentando la dificultad de reconocer el error original.
Para poder atenuar esa sensación, la tiene que proyectar.
Eso genera una segunda disociación, sobre si mismo, generando la fragmentación.
Se genera un opuesto, pero complementario, donde la capacidad de crear es compartida y conjunta.
El ser que surge, siente la Culpa, pero ignora sus causas, lo cual hace que inevitablemente la rechace y la proyecte sobre aquello que observa, sobre causas externas.
Eso permitió la inversión de un sistema de pensamiento, donde pasamos de sentir culpa, a culpar a causas ajenas a nosotros, de la sensación de malestar que sentíamos.
El hecho de culpar a lo ajeno del malestar, impide alcanzar la comprensión de la causa real que genera dicho malestar,
con lo cual se fomenta una situación sin salida que se eterniza al haberse vuelto circular.



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