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miércoles, 1 de diciembre de 2010

AGNOSTICISMO


El agnosticismo es la opinión de que uno debe abstenerse de creer o descreer basándose en que ni lo uno ni lo otro está avalado por las evidencias o razones disponibles.
El principal uso del término se da en el ámbito del debate en torno a si existe o no una divinidad o divinidades u otros organismos o entes sobrenaturales, y el significado habitual es que un agnóstico es aquel que no cree que haya tales cosas, pero tampoco se considera capacitado para negar categóricamente su existencia dado que su no existencia tampoco puede probarse.
La tesis fuerte que niega la existencia de tales entes u organismos es el ateísmo.

En el contexto religioso, muchos consideran el agnosticismo una postura más razonable y también más conciliadora que el ateísmo.
Pero en realidad no lo es; es una postura comodona basada en diversas confusiones entre conocimiento y racionalidad.
Estrictamente hablando, si el conocimiento depende de una prueba definitiva, entonces no conocemos nada fuera de las matemáticas y de la lógica, y aun en éstas sólo porque nosotros hemos definido los términos, axiomas y operaciones de las que se derivan las «verdades» de esos sistemas formales.
Considérese lo siguiente: incluso una afirmación tan aparentemente obvia como que tengo frente a mí la pantalla de un ordenador portátil mientras estoy escribiendo estas palabras puede ponerse en cuestión con argumentos escépticos invitándome a «demostrar» que no estoy dormido y soñando, o alucinando, o que no soy sólo un cerebro en una tina que se imagina que tiene manos cuyos dedos están escribiendo en un teclado.
Tales dudas, en términos prácticos, resultan triviales; de manera que en la práctica denominamos conocimiento a aquello que ha sido repetidamente comprobado y verificado, que constituye la base de otras cosas que pensamos y hacemos, y que se ve corroborado en la aplicación que de ello hacemos en nuestras acciones.
Así, por ejemplo, cada vez que despegamos en un avión presuponemos que la ingeniería aerodinámica se basa en un pertinente corpus de conocimiento; de hecho, la aerodinámica se halla ampliamente consolidada como corpus de conocimiento por sus repetidos éxitos empíricos, y ello pese al hecho de que no pueda «demostrarse» según las mismas pautas que un teorema matemático.

Pero el punto flaco del supuesto carácter razonable del agnosticismo religioso es que pensar que puede haber seres o entes sobrenaturales en el universo tiene la misma base racional que pensar que hay una tetera china en órbita alrededor del Sol.
Esa fue la divertida manera que tuvo Bertrand Russell de señalar el problema del agnóstico: no puede probar que no haya una tetera china volando alrededor del Sol, de manera que, desde su perspectiva, debe dejar abierta la posibilidad de que exista tal cosa y suspender el juicio al respecto.
Pero obviamente, cualquier consideración de evidencias y razones se decanta tan firmemente en contra de que tal cosa exista que albergar la posibilidad de que pueda existir —sin llegar siquiera al punto de pensar en que resulte igualmente probable o improbable— es irracional hasta el extremo de resultar demencial.