Translate

lunes, 2 de febrero de 2009

LAS ESPIRALES EN LAS IDEAS


La astronomía ha definido para nosotros que un gran cuerpo planetario como el sol, deformará el tejido espacio-tiempo o continuo a su alrededor. Estiren una manta entre cuatro personas y coloquen una bola de boliche en el centro. Se darán cuenta de que la manta se sume en donde está la bola, en el centro. La hendidura tiene la forma de un cono invertido.

Un hoyo negro deforma el tejido espacio-tiempo, al grado en que curvará la luz y distorsionará el tiempo. Un ejemplo de esto es como tomar una manta estirada y envolver la porción media de la manta en un cono en espiral. Un hoyo negro tiene una anomalía en su centro, lo que crea el efecto de vórtice llamado "singularidad cuántica". Esta singularidad cuántica se vuelve tan poderosamente atractiva, que todas las partículas son afectadas por el tirón gravitacional hacia el centro del hoyo negro. El borde circular del tejido en donde primero se dobla, es en donde comienzan a ser atraídos hacia el giro gravitatorio. Este es llamado el "horizonte evento".

Si una sola esfera es el holograma de toda la realidad, entonces cualquier esfera es una matriz con un potencial infinito. Tiene la habilidad de producir un campo gravitatorio. Si creáramos una singularidad local, solo necesitaríamos una sola esfera que gira, en lugar de un hoyo negro completo.

¿Por qué es esto? Una esfera giratoria va a girar cada vez más y más rápido, envolviendo el tejido de la realidad compactándolo cada vez más, como la analogía de la manta arriba. Esta girará más rápido y se apretará más, hasta crear una singularidad cuántica - una puerta interdimensional que se crea cuando una realidad no puede soportar una energía comprimida tan alta. Cuando la energía ya no puede "encajar" dentro de esta realidad tridimensional, se transforma de materia en energía. La energía se comprime y concentra hacia un estado como fluido y trasciende desde una realidad basada en la forma, hacia una realidad basada en la fluidez amorfa. Así es como la materia trasciende hacia el espíritu.

Debido a que una esfera tiene patrones geométricos holográficos infinitos, inherentes dentro de ella, también tendrá un gran número de planos holográficos u octavas. Así, en lugar de colocar a la esfera sobre una sola manta estirada, podríamos simular los planos adicionales y las octavas asociadas con la esfera, colocando varias mantas estiradas una bajo la otra, separadas por pocas pulgadas.

Cuando colocamos nuestra esfera sobre la manta superior, ésta produciría una hendidura en la manta y tocaría otras diversas mantas que están abajo de ésta también. Esta es una analogía para demostrar que lo que sucede en un plano de realidad, afecta otras realidades también. Cuando experimentamos una revelación espiritual o un momento intenso de amor universal puro, experimentamos este tipo de trascendencia o diversos niveles de nuestro ser. Nosotros no somos unidimensionales. Lo que pasa en un nivel del ser, afecta la totalidad de nuestro ser.

Las formas geométricas por sí mismas están fijas y estancadas sin las propiedades inherentes de la espiral áurea, que obliga a todas las formas geométricas a implosionar o trascender. Como lo hemos visto en el artículo titulado "La Espiral de Proporción Aurea y el MerKaBa", la espiral áurea es un componente inherente dentro de la geometría angular y la esférica. Es la fuerza que crea el campo del vórtice en todas las formas geométricas. Sin ese campo del vórtice, no puede haber implosión y transcendencia. A través de la espiral áurea, toda la geometría trasciende su forma y se mueve hacia una fluidez cuántica.

Imaginen una gota de agua regresando al océano. Este es un ejemplo de la integración instantánea de los fluidos. Este océano cuántico es la misma esencia de la matriz holográfica completa de la que todos somos parte. Cuando aprendemos a volvernos fluidos en nuestras conciencias, tenemos la habilidad de penetrar en este vasto océano y convertirnos, literalmente, en uno con el tejido holográfico universal. Los sabios y los maestros de la historia de la Tierra podían lograr esto y esa es la razón por la que fueron capaces de traer tan asombrosas enseñanzas sobre la unicidad y la verdadera esencia de toda la vida.

3) La Memoria Magnética Tridimensional y el Tejido Holográfico Humano

Hablando en términos generales, tenemos dos formas de memoria disponibles para nosotros. Estas son La Memoria Holográfica y la Memoria Magnética.

La Memoria Holográfica puede ser accedida, predominantemente, en un estado alterado o expandido de conciencia o con el corazón abierto. Las ondas cerebrales deben ser reducidas a alfa, teta o delta. Cuando estamos realmente claros y penetramos dentro de la fluidez cuántica, tenemos acceso a la memoria holográfica dentro de nuestro ser y dentro de la creación misma. El tiempo y el espacio dejan de ser limitaciones. La memoria no es accedida en una forma lineal, sino en una experimental.

La Memoria Magnética es accedida predominantemente en una típica forma lineal tridimensional, en la que el estado dominante es la onda beta del cerebro. Este tipo de memoria es muy limitada y está afectada por la percepción subjetiva. Una buena analogía es imaginar un acordeón: cuando está en un estado comprimido, los fuelles están doblados. Si se hiciera una pintura sobre los lados comprimidos de los fuelles del acordeón, podría parecer completo en su estado comprimido, pero les daría información limitada. Tan pronto como se expandiera el acordeón, la pintura no tendría sentido. Cuando el acordeón está expandido se despliega una visión mayor de la realidad. Esta es exactamente la forma como nos relacionamos con la realidad a través de nuestras mentes conscientes. Pensamos que vemos y sabemos todo lo que hay que saber, pero sólo estamos viendo realmente la imagen pintada de un acordeón comprimido. Cuando está expandido, descubrimos lo limitadas que son realmente nuestras percepciones.

Debido a que somos seres espirituales en el mundo material, metafóricamente tenemos dos tejidos unidos dentro de nosotros. Cuidadosamente empacado dentro de nosotros está el tejido holográfico de la creación, de la que todos los humanos y todas las cosas somos íntimamente parte. También tenemos un tejido tridimensional material denso, y este generalmente nos distrae del estado holográfico más expandido.

En teoría, es posible que en tanto exista un campo magnético relativamente fuerte a nuestro alrededor (como en un planeta en la realidad tridimensional), nuestra mente utilice una forma magnética de almacenamiento de memoria. Este campo magnético local parece mantener los fuelles del acordeón comprimidos para que sólo podamos ver una perspectiva limitada de la realidad. Cuando se debilita el campo magnético local (como durante un viaje interestelar), el tejido de la memoria holográfica puede comenzar a desplegarse, para que podamos ver la imagen más grande de la realidad y no estemos limitados por una perspectiva tridimensional. En ese punto, es posible observar dos realidades superpuestas. Una realidad es la tridimensional común, mientras que la otra es una realidad holográfica menos común, que puede parecernos muy espiritual en su naturaleza.

Para mantener un cuerpo en una realidad tridimensional, uno necesita tener una identidad, lo que sirve como un ancla que nos mantiene aquí. El ego requiere de mucha energía para mantenerse en una realidad tridimensional. El ego (que metafóricamente puede ser comparado con un hoyo negro en la tercera dimensión) mantiene una perspectiva tridimensional, deformando y envolviendo el tejido holográfico geométrico dentro de nosotros, justo como en la analogía anterior de la manta y la esfera. El ego es como una singularidad cuántica - una espiral de identidad tan fuerte, que puede envolver y doblar el tejido holográfico lo suficiente como para crear una densificación de energía, que permita al individuo permanecer anclado en la tercera dimensión.

Como una analogía, somos muy parecidos a un hoyo negro cuando estamos en una conciencia tridimensional. Nos sentimos necesitados y separados de la realidad holográfica infinita. Buscamos completarnos con algo externo a nosotros, ansiando la energía de otros. Nosotros somos más parecidos a un hoyo blanco que irradia energía, cuando estamos en un estado expandido, como en meditación o en profundos momentos de amor.

La espiral áurea es uno de los elementos clave que puede ayudarnos a desenvolver el tejido holográfico de nuestros seres espirituales y nos libera de la perspectiva egocéntrica tridimensional de la realidad. Entre más holográficos nos volvamos y experimentemos la fluidez cuántica dentro de nosotros, más nos expandiremos hacia la naturaleza infinita de toda la Creación 

No hay comentarios: