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viernes, 6 de febrero de 2009

EL TEATRO DE LA VIDA


Cada mañana el despertador de la vida me levanta de la cama,
con sus dulces y tiernas camapanillas y sin ningún esfuerzo por mi parte
alguien levanta el telón de mis párpados y aparecen ante mis ojos grandes letras: azules, verdes,rojas, amarillas....
anunciando el espectáculo preparado para hoy, con el titulo monográfico de todos los días:
maravilla de maravillas.
Sin pagar entrada ni recoger incitación alguna en taquilla,cómodamente sentado en mi butaca de primera fila.
Y ahí delante, sobre el mágico escenario que crean mis pupilas,aparece un decorado cada segundo cambiante,sobre el que miles, millones de actores desfilan preparándose a representar, una vez mas, la gran obra de la vida.
Y comienza el primer acto:sobre el techo de teatro - sorprendentemente sostenido sin columnas - asomando entre los bastidores de los montes o del horizonte, como un potente foco, sale el sol, sin siquiera un segundo de retraso sobre el horario anunciado, y sale con el aplomo de siempre, despreocupado, sereno, como si no hubiese nadie que lo estuviera mirando;
con el teatro vacío, a medio llenar o lleno, lleva ya millones de funciones actuando y sin embargo ahí esta, radiante, como el día del estreno.
....Y con el salen miles de pequeñas nubecillas - o ninguna según el argumento envueltas en su vestuario de nácar,desfilando ordenadamente, una detrás de otra, como filas de niños entrando el primer día en el colegio con sus batitas relucientes, blancas.
La lluvia tiene hoy su día de descanso y por eso, quizás,alguien tenga que hacer el papel de sediento; sin embargo los que hoy no descansan son los arboles y el viento,que se representa a si mismos bailando miles de danzas, improvisando a dúo sonatas para flautas, llenando el escenario del silencio, de sonido y de paz al mismo tiempo.
Todo parece tan bellamente real que se diría que es un sueño.
Todo resulta ser tan espontáneo y natural y al mismo tiempo tan perfectamente equilibrado, tan exacto, que pareciera estar sucediendo de verdad en lugar de ser teatro.
Mas tarde van entrando los actores principales cada uno habiendo escogido libremente sus papeles: los hombres hacen de hombres,los niños hacen de niños, las mujeres de mujeres, cada cual y cada quien se representa a si mismo con impresionante realismo.
Algunas son dramas, otras son comedias y muchas, ni una cosa ni otra: intermedias.
Y todos por igual representando tan perfectamente su papel,tan plenamente identificados con el, que parecieran haber olvidado quienes son en su vida verdadera, fuera del escenario;
uno diría que todo lo que ve es la pura realidad si no estuviese seguro de que es teatro.
Y yo aquí solo, en mi butaca,sentado junto al director, que me mira de reojo y me sonríe,como sintiéndose orgulloso del guión.
A veces lloro, a veces río, a veces me enamoro de alguna de las protagonistas y a veces me meto tanto yo mismo en la obra que siento un codazo amoroso en el costado como diciendome:" No te lo tomes tan en serio, recuerda que solo es teatro."
Me reconpongo en mi asiento, respiro hondo, me relajo,y agradezco al Director el que me haya permitido estar sentado aquí abajo,junto a El, haciendo de espectador

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