A mi Dama la sueño
con los ojos como el cielo infinito,
y una sonrisa en los labios me asegura,
que ella es la alegría de mi vida.
Esa sonrisa me desvela una fragancia de amor
como un capullo que se abre,
prometiendo infinitas dulzuras.
Su amorosa mirada parece decir
que mucho valgo para ella
que soy su misma vida ,para fundirse conmigo
en una única inefable efusión que nos una
en un momento en este y otros mundos,
en una comunión de sensaciones
que nos arrastre a otras dimensiones.
Adoro sus formas perfectas ,
y si la tomo en mis brazos me asalta
una súbita emoción y percibo en ella
el ser femenino que trasluce en cada movimiento,
en cada expresión.
Entonces mi alma vuela extasiada, arrobada
y atraída por la fuerza sutil que de ella emana,
casi un torbellino invisible.
Deseo amarte, amarte de verdad,
con el alma y la mente en una efusión inefable
que arrastre los sentidos.
Y mientras nuestros cuerpos amorosamente
entrelazados se abrazan uniéndose,
de nuestros corazones brota la ola del amor
para vibrar juntos en una grande llama.
Y entonces nuestras almas se alejan de los cuerpos,
ellos también atraídos por la ola del amor
que brota de nuestros corazones como un torbellino
invisible que todo lo atrae.
Y ellas también, atraídas entre si por el amor
que las une, se abrazan y se unen
fundidas las dos en un matrimonio celeste,
formando por un instante una sola Alma poderosa.
Es un ente único que vibra unido,
recién nacido de una antigua estirpe
de Dioses poderosos que escalaron el Olimpo
para conquistar el cielo.
Y entonces del dos nace el tres,
pero en otra dimensión, nacido del centro
del corazón, no del sexo, y nos ha hecho inmortales
y eternamente unidos
en una Alma sola, en un nuevo mundo divino
todavía por escalar para llegar al fin
a cimas todavía mas altas,
para alcanzar la accesis mas alta.
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