Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno.
Tal vez pienses que esto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada.
Todo se logra con la vida, y la vida forma parte del ámbito de la mente y se encuentra en la mente.
El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres vida.
La muerte es un intento de resolver conflictos no tomando ninguna decisión.
Al igual que todas las demás soluciones imposibles que el ego propugna, ésta tampoco resultará.
Tu punto de partida es la verdad, y tienes que retornar a tu Origen.
Mucho se ha visto desde entonces, pero en realidad no ha ocurrido nada.
Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente está en conflicto.
A medida que te acercas a tu Origen, experimentas el miedo a la destrucción de tu sistema de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte.
Pero la muerte no existe. Lo que existe es la creencia en la muerte.
La vida es un laberinto, del que se entra y se sale por la misma puerta, pero la única forma de encontrarla es con ayuda de alguien que esta fuera.
Al morir el cuerpo, desaparece la identificación con las formas, y se reconoce estar atrapado en un espacio aislado, eso obliga a la mente a tener que introducirse de nuevo en el laberinto de formas, a fin de encontrar la entrada, que es al mismo tiempo la salida, donde al alpha y el omega se encuentran.
Allí todo se colapsa, lo que es siempre no tiene dirección.
El tiempo parece ir en una dirección, pero cuando llegues a su final, se enrollará hacia el pasado como una gran alfombra extendida detrás de ti, y desaparecerá.
La fiesta de la Luz
Hace 4 años