Nada puede ser —decía mi maestro— lo contrario de lo que es.
Nada que sea puede tener su contrario en ninguna parte.
Hay una esencia rosa, de que todas las rosas participan,
Nada que sea puede tener su contrario en ninguna parte.
Hay una esencia rosa, de que todas las rosas participan,
y otra esencia pepino, y otracomadreja, etc., etc.,
con idéntica virtud.
Dicho de otro modo: todas las rosas son rosa, todos los pepinos son pepino, etc., etc.
Pero ¿dónde encontraréis —ni esencial ni existencialmente— lo contrario de una rosa, de un pepino, de una comadreja?
El ser carece de contrario, aunque otra cosa os digan.
Porque la Nada, su negación, necesitaría para ser su contrario comenzar por ser algo.
Y estaría en el mismo caso de la rosa, del pepino, de la comadreja.
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