Es lo que separa el pasado del futuro.
Pero si el pasado y el futuro no son nada, nada puede separarlos.
Ya no hay más que la eternidad, que es el presente mismo.
Entre nada y nada: todo.
Es el lugar en que coinciden lo real y lo verdadero, que enseguida se separan (el pasado sigue siendo verdadero, pero ya no real) sin perderse (porque la verdad sigue siendo presente). Quizá sea el espacio mismo, donde el universo eternamente se presenta.
Estar presente es ser o devenir.
Es el lugar en que coinciden lo real y lo verdadero, que enseguida se separan (el pasado sigue siendo verdadero, pero ya no real) sin perderse (porque la verdad sigue siendo presente). Quizá sea el espacio mismo, donde el universo eternamente se presenta.
Estar presente es ser o devenir.
El presente dura, es decir, continúa siendo presente, sin dejar de cambiar.
Por eso existe el tiempo, que, mediante el pensamiento, podemos dividir indefinidamente entre pasado y futuro.
El presente, para el pensamiento, es lo que los separa.
Pero este presente abstracto no es entonces más que un instante sin espesor: no una duración, decía Aristóteles, sino el límite entre dos duraciones.
Lo real no carece por eso de menos límites, y es el presente mismo: la continuación indivisible e ilimitada de todo.
Hay que señalar que la memoria y la imaginación forman parte de él.
Hay que señalar que la memoria y la imaginación forman parte de él.
Vivir en el presente, como decían los estoicos, como dicen todos los sabios, no es vivir entonces en el instante.
¿Quién puede amar sin acordarse de aquellos a quienes ama?
¿O pensar, sin recordar sus ideas?
¿O actuar, sin recordar sus deseos, sus proyectos o sus aspiraciones?
No porque, para ello, exista algo diferente del presente.
¿Quién puede amar, pensar o actuar en el pasado o en el futuro?
Vivir en el presente es simplemente vivir de verdad: es la vida eterna, y no hay otra.
Sólo nuestras ilusiones nos separan de ella, o, mejor, sólo nuestras ilusiones (que participan también de ella) nos producen el sentimiento de estar separados.
«Mientras diferencies entre el nirvana y el samsara —decía Nâgârjuna—, te encuentras en el samsara.»
Mientras diferencies entre el tiempo y la eternidad, te encuentras en el tiempo.
El presente, que es su verdad conjunta, o su conjunción verdadera, es por tanto el único lugar de salvación.
Estamos ya en el Reino: la eternidad es ahora.